Coincidimos

Coincidir

Soy vecino de este mundo por un rato 

Y hoy coincide que también tú estas aquí

Coincidencias tan extrañas de la vida

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.

Si navego con la mente los espacios

O si quiero a mis ancestros retornar

Agobiado me detengo y no imagino

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.

Si en la noche me entretengo en las estrellas

Y capturo la que empieza a florecer

La sostengo entre las manos más me alarma

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.

Si la vida se sostiene por instantes

Y un instante es el momento de existir

Si tu vida es otro instante no comprendo

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.”

Esta canción de Fernando Delgadillo resume mis sentimientos por mis amistades y por mis amores. Desde pequeño he sido muy afortunado, hay una broma familiar acerca de que cuando hago una reunión con mis amigos “íntimos”, la lista es bastante larga. 

Definitivamente la vida y las experiencias que vamos teniendo van cambiando nuestro concepto y nuestra definición de amor y de amistad. Se pierde un poco el romanticismo y la ilusión, pero se construye y experimenta algo mucho más real, o eso creemos. 

Desde muy joven me quedaba claro que el afecto y/o cariño era algo que se ganaba, no era una obligación ni algo que se diera en automático. Este concepto de que la “sangre” es más fuerte que nuestras experiencias nunca resonó conmigo. 

Estoy convencido de que el amor y la amistad son una elección personal. La amistad siendo una clase de amor, o mejor dicho siendo una etiqueta que le ponemos a una cierta clase de amor. 

Los griegos creían que había cuatro categorías;

EROS

Un amor intenso, carnal y generalmente efímero. Algo tiene que ver con la idealización del momento, detonado por la pasión y el impulso del deseo carnal. El eros es en esencia sexual. Es el motor básico del sexo casual y las infidelidades. Bien canalizado, lo cual es muy difícil de lograr, puede conllevar bondades místicas y espirituales.

STORGÉ

Un amor fraternal, comprometido y duradero. Generalmente este se cultiva a lo largo del tiempo y en muchos casos implica una relación filial o una coincidencia añeja con alguien más. Hasta cierto punto es el epítome de la relación empática, un sentimiento protector y que detona la lealtad. 

PHILIA

Solidaridad, hermandad y amor por el prójimo, son algunos de las premisas fundamentales de este tipo de amor. Es la máxima expresión amorosa frente a la otredad en general y con frecuencia la philia sirve como motor para que un individuo busque el bien común (desdoblándose en aspectos como el respeto, la gentileza y la cooperación). 

ÁGAPE

Se refiere a la frecuencia más profunda del amor. Su vehículo es la pureza, la incondicionalidad e incluso la devoción. Esta forma de amor es universal, como el amor por una deidad, por la naturaleza o por la humanidad completa. El profesar este tipo de amor suele enriquecer a la persona y quizá sea parte de la esencia misma del ser humano –aunque a veces quede sepultada–.

La cultura popular utiliza el símbolo del corazón para expresar el concepto del amor, algunas personas realmente creen que es éste órgano el que siente esta emoción, pero todo parece indicar que donde creamos y sentimos el amor es nuestro cerebro. 

En lugar de decir te quiero mucho, deberíamos decir te pienso mucho. 

Por ultimo me gustaría contemplar la idea que mucha gente tiene acerca de que el amor es una cuestión de dos, particularmente dos que sean de géneros opuestos. 

Personalmente no comulgo con esta idea, el amor no creo que sea de dos, ni de tres, ni cuatro, ni cinco. Y tampoco creo que el amor sepa discriminar géneros, números, condición social o económica. 

Yo creo que el amor y para ese efecto la amistad es una cuestión de uno. No es necesario que alguien nos “corresponda” el amor o la amistad. Tal vez es deseable para poder compartir ciertas cosas juntos, pero es solamente eso, deseable. Yo soy capaz de amar o de considerar a alguien una amistad simplemente porque quiero. No tienen que ser parientes de sangre, ni hijos de sangre, no tienen que haber hecho o dejado de hacer algo, y llevado al extremo tampoco tenemos que haber coincidido. 

En fin, sea lo que sea el amor y la amistad nos mueven y nos ayudan a experimentarnos de una manera que hacen que valga la pena estar vivos. Aunque algunas personas creen que muertos también se experimentan.